Resumen bíblico del mes de noviembre.
![]() |
1 Tesalonicenses
Ejemplos de fe, amor y esperanza
La fe del creyente se manifiesta en la
aflicción, trabajando con amor y perseverando en la esperanza. Por amor a los
escogidos y con un corazón paternal, Dios ha enviado obreros para que prediquen
el Evangelio y ha levantado Iglesias. Debemos agradar la voluntad de Dios con
nuestra santificación y con amor fraternal, estando gozosos siempre, orando sin
cesar Y dando gracias en todo hasta la segunda venida del Señor.
Elogios a la Iglesia de
Tesalónica (1:1-10): Durante
su segundo viaje misionero, Pablo tuvo que enfrentar una gran oposición para
poder fundar la iglesia de Tesalónica (Hechos 17:1-15). Sin embargo, los que
aceptaron el Evangelio con gozo en dicha cuidad, empezaron a destacarse por sus obras de fe y el trabajo en
amor, convirtiéndose en un ejemplo para los creyentes en Macedonia y Acaya.
Ellos se consagraron a Dios, renunciaron a sus ídolos y escogieron perseverar
en la aflicción, anhelando ver el retorno de Cristo.
El misterio de Pablo
(2:1-3:13): En Filipos, fueron los gentiles idólatras quienes persiguieron a
Pablo; en Tesalónica, fueron los judíos, los mismos que rechazaron a Jesús.
Pero el apóstol, como ministro del Evangelio, perseveró en agradar a Dios en
medio de la oposición. Cuidó a los tesalonicenses como una madre nodriza, con
ternura, sacrificio y paciencia; y también cumplió el rol de padre, al
exhortarlos, darles ejemplo de santidad, consolándolos y animándolos a vivir
como es digno de Dios. Los creyentes de Tesalónica recibieron el Evangelio predicado por Pablo no como palabra de hombres,
sino de Dios; además perseveraron en la fe ante la persecución de sus
compatriotas. Cuando Pablo recibe noticias que Timoteo le da sobre los
tesalonicenses, da gracias a Dios, pues reconoce que son su corona de gloria,
especialmente, por su fe y su amor. Al finalizar la epístola, ora por ellos
para que el Señor los haga crecer en fe, abundar en amor los unos con los
otros, y para que sean guardados en santidad.
La vida que agrada a Dios
(4:1-12): La voluntad de Dios es la santificación de los Creyentes; meta
que se puede cumplir solo cuando obedecemos al Espíritu Santo. Pablo les
exhorta a apartarse de fornicación, abundar amor fraternal y trabajar
honradamente; entonces, agradarán a Dios, la comunidad no tendrá necesidad de
nada y darán buen testimonio ante los incrédulos.
La segunda venida y la
resurrección (4:13-5:11): Cuando Cristo vuelva, los
muertos en Jesús resucitarán primero. Los que estén con vida, serán arrebatados
para recibir a Cristo y morar eternamente con Él. Para los incrédulos, aquel
día vendrá como ladrón en la noche; en cambio, los creyentes que confían en el
amor de Dios y que tienen puesta su esperanza en la Segunda venida de Cristo
estarán preparados, porque velan permanentemente en el espíritu.
Última exhortación y saludos (5:12-28): Por último, Pablo les pide a los líderes de la Iglesia que reconozcan el trabajo de los hermanos con amor, que alienten a los que tienen poco ánimo, y que sigan siempre lo bueno. Además, los invita a que estén siempre gozosos, orando sin cesar y dando gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con nosotros. Pablo pide a Dios que los guarde irreprensibles para la venida del Señor Jesucristo.
2 Tesalonicenses
Esperando la segunda venida
La justicia, el amor de Dios y la esperanza en la segunda venida de Cristo fortalecen la fe de los creyentes atribulados. El retorno del Señor significará una salvación gloriosa para todos los que creen, pero será la perdición para los injustos. Firmes en la fe, debemos retener la doctrina que hemos aprendido. Si hacemos el bien y damos buen testimonio en todo, podremos ser canales del evangelio para muchos.
Juicio y gloria de la segunda venida
(1:1-12): La iglesia de Tesalónica creció en la fe
y en amor, a pesar de las persecuciones y tribulaciones. Cristo volverá con
gran gloria y poder; en aquel día, Dios decretará pena de eterna perdición a
todos los que rechazaron el evangelio, pero retribuirá con reposo a los que
hayan guardado su fe en la aflicción. Pablo ora por los tesalonicenses, para
que Dios les tenga por dignos de Su llamamiento, para que el nombre de Jesús
sea glorificado en ellos, y ellos, en Él.
Señales antes de la segunda venida
(2:1-12): Pero
antes del retorno del Señor, vendrá la apostasía y se manifestará el hijo de
perdición, quien se levantará contra Dios y sembrará incredulidad en los
hombres hacia la verdad, para llevarlos a la perdición. Pero, al final, será
destruido por el Señor.
Exhortación y oración (2:13-3:18): Pablo da las gracias a Dios por haber escogido a los hermanos de
Tesalónica para salvación; y les exhorta a estar firmes y retener la doctrina
que aprendieron. Por un lado, pide que oren por su ministerio; luego, ora por
ellos, para que el Señor encamine sus corazones al amor de Dios y a la
paciencia de Cristo. Por último, exhorta a aquellos que se excusan de sus
deberes diarios con la inminente segunda venida del Señor, para que no dejen de
trabajar sosegadamente.
Daniel (1) (cap. 1-6)
Salvación entre los gentiles
Si bien el pueblo de Dios fue castigado
por sus pecados y llevado cautivo a Babilonia, Dios concede Su gracia de
salvación a los que guardaron su fe integra. Dios levanta autoridades
terrenales y también las destituye. Él es Soberano y quien determina la prosperidad
o la caída de personas o naciones. No es solo Dios de Israel, sino del mundo
entero. Él es el Soberano absoluto.
Acontecimiento histórico: hombres de fe
(1:1-6:28):
Daniel y sus tres amigos (1:1-21): en el año tercero del reinado de Joacim, rey de Judá, el rey y
los príncipes del linaje real son llevados cautivos a Babilonia. Con el
propósito de buscar líderes para su imperio, Nabucodonosor, rey de Babilonia,
escoge entre ellos algunos jóvenes para darles la educación de los caldeos.
Daniel (Beltsasar) y sus tres amigos Ananías (Sadrac), Misael (Mesac) y Azarías
(Abed-nego) deciden no contaminarse con la cultura pagana y, por la
misericordia de Dios, se mantienen puros y santos. Además, gracias a la
sabiduría que Dios les concede, terminan trabajando en el palacio del rey.
Daniel, por su parte, recibe también el don para entender sueños e
interpretarlos; su sabiduría y entendimiento supera a todos los magos y
astrólogos, por lo que continúa sirviendo en el palacio hasta el año primero
del rey Ciro.
El sueño de una gran imagen (2:1-49): después de tener un sueño incomprensible, el rey Nabucodonosor
exige que todos los sabios del reino le den razón de su sueño y lo interpreten.
Como ni los magos ni los astrólogos logran darle alguna respuesta, ven amenazada
su vida. En Dios está la respuesta. Aquel que todo lo conoce, oye la oración de
Daniel y sus tres amigos, y le revela a Daniel el misterio de la visión, razón
por la cual alaba Su nombre (vv. 17-23).
El rey Nabucodonosor ve en su sueño una
gran estatua. Una piedra que se desprende de una montaña hiere a la imagen y
luego se convierte en un gran monte que llena toda la Tierra. La cabeza de la
imagen es el rey Nabucodonosor; el cuerpo representa a los reinos posteriores a
Babilonia, los cuales serán inferiores. El sueño muestra las cosas que
ocurrirán en lo porvenir, referente a los reinos que se levantarán. La piedra
simboliza al Reino eterno que Dios levantará. Después de oír el sueño y su
interpretación de parte de Daniel, el rey Nabucodonosor alaba a Dios y nombra a
Daniel como el gobernador de toda la provincia de Babilonia y como jefe supremo
de todos los sabios. También coloca a los tres amigos de Daniel sobre los
negocios de la provincia de Babilonia.
Liberados del horno de fuego (3:1-30): el rey Nabucodonosor
hace una estatua de oro y ordena que todos se postren ante ella; cualquiera que
no se postre y la adore será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
Sadrac, Mesac y Abed-nego son denunciados por no acatar dicho mandato. Pese a
la amenaza del rey, ellos se niegan a adorar la estatua con la convicción de la
salvación de Dios. Por mandato del rey, son atados y echados dentro del horno
ardiendo, pero salen de allí sanos y salvos, por misericordia. Al ver esto, el
rey alaba al Dios de la salvación, y los honra por su fe. Les retribuye con
cargos más importantes y firma un edicto para que nadie blasfeme contra Dios.
El sueño de un gran árbol (4:1-37): el rey Nabucodonosor
tiene otro sueño y vuelve a llamar a Daniel, un hombre de su confianza. El varón
de Dios le dice que, cuando el dominio del rey haya llegado hasta los confines
de la Tierra, será echado del trono y vivirá de manera vil por siete años. Le
exhorta a apartarse del pecado y a que actúe con misericordia y justicia. Un
año después, Nabucodonosor se jacta de la gloria de su imperio, olvidándose
completamente del sueño y de la exhortación de Daniel. Entonces, es expulsado
de su trono y echado de entre los hombres, para que viva con las bestias del
campo. Siete años después, entiende repentinamente que Dios es quien gobierna
el mundo entero y es Soberano para levantar o destruir reinos. En ese momento,
le es devuelta la razón y su reino. El rey Nabucodonosor glorifica a Dios,
porque todas sus obras son verdaderas y Sus caminos justos. Él puede humillar a
los que andan con soberbia.
La escritura en la pared (5:1-31): Belsasar hace un gran banquete y alaba a los dioses, tomando vino de los vasos de oro que habían sido traídos del templo de Jerusalén. Entonces, aparecen los dedos de una mano de hombre que escribe en la pared del palacio real. Con gran temor y por recomendación de la reina madre, el rey manda a llamar a Daniel, para conocer el significado de dicha escritura. Daniel señala la soberbia del rey Belsasar y le recuerda lo sucedido con el rey Nabucodonosor. Daniel explica que "mene, mene, tekel, uparsin” significa que Dios pondrá fin al reino de Belsasar, por cuanto fue hallado falto, y se lo entregará a los medos y a los persas. Conforme fue profetizado por Daniel, en esa misma noche, Belsasar muere, y Darío de Media toma el reino.
Liberado del foso de leones (6:1-28): el rey Darío constituye sobre el reino a 120 gobernadores y tres
supervisores, de los cuales Daniel es uno de ellos. Por envidia, los
gobernadores buscan ocasión para acusar a Daniel, para luego echarlo al foso de
los leones. Sin embargo, Dios cierra la boca de los leones y lo salva. El rey
Darío alaba al Dios Viviente y echa al foso a los que habían acusado a Daniel.
Dios da prosperidad a Daniel durante el reinado de Darío y de Ciro, el persa.
Comentarios
Publicar un comentario